Por qué los cuentos tradicionales siguen siendo esenciales en la literatura infantil

Los cuentos tradicionales son el corazón de la literatura infantil. A través de sus símbolos, sus repeticiones y sus finales esperanzadores, ofrecen a los niños una primera idea de cómo es la vida: con su belleza, su misterio y también sus peligros. Lejos de ser simples relatos, son espejos donde el niño aprende a reconocer el bien y el mal, la pérdida y la esperanza, la valentía y el miedo.

La escritora Elena Fortún, creadora de Celia, defendía precisamente ese poder formativo de los cuentos. Creía que en ellos “late la verdad de la infancia”, una verdad profunda y simbólica que enseña sin imponer, y que permite al niño crecer desde la imaginación y la emoción.


¿Qué son los cuentos tradicionales y por qué perduran?

Los cuentos tradicionales nacen de la voz del pueblo y se transmiten de generación en generación. Son relatos que, antes de ser escritos, se contaban al calor de un fuego o en la cocina familiar. Su fuerza reside en su sencillez: hablan de lo esencial, de aquello que no cambia con el tiempo.

Elena Fortún observaba que estos cuentos “no envejecen porque son tan antiguos como el alma humana”. En ellos, cada personaje —el lobo, la princesa, el hada o el niño perdido— representa una emoción universal. Por eso siguen vivos, porque nos hablan desde un lenguaje simbólico que todos, grandes y pequeños, comprendemos.


Los valores y la verdad de la vida en los cuentos clásicos

Los cuentos clásicos para niños no son ingenuos. A través de aventuras, pruebas y transformaciones, revelan que la vida tiene belleza y peligro, ternura y dificultad. Enseñan que el camino hacia la felicidad pasa por el esfuerzo, la valentía y la bondad.

Fortún destacaba que los cuentos “preparan al niño para el mundo real”, porque muestran, de forma amable, que la vida no siempre es fácil, pero que puede ser hermosa si se vive con curiosidad, amor y esperanza.


Cuentos tradicionales en la literatura infantil actual

Hoy, los cuentos tradicionales siguen inspirando nuevas versiones y reinterpretaciones. Autores e ilustradores actuales los revisan con sensibilidad contemporánea, sin borrar su esencia. Las editoriales infantiles, como Pobre Lobo, los reinventan con ilustraciones llenas de poesía y respeto por el relato original, manteniendo viva esa herencia que Fortún tanto valoraba.


¿Por qué seguir contando cuentos tradicionales a los niños?

Contar un cuento tradicional es regalar al niño una brújula simbólica para la vida. A través de ellos aprende a confiar en su intuición, a reconocer sus miedos y a celebrar la belleza del mundo. Estas historias ofrecen consuelo, sentido y esperanza, enseñando que incluso en los momentos difíciles siempre hay una luz al final del bosque.


Conclusión

Los cuentos tradicionales siguen siendo esenciales en la literatura infantil porque transmiten la verdad emocional de la existencia: la belleza y la dificultad de vivir. Como afirmaba Elena Fortún, son “semillas de sabiduría” que, al caer en el corazón del niño, lo ayudan a crecer con imaginación, empatía y fortaleza.

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