IVÁN, EL IMBÉCIL, QUERIDO HÉROE DE LOS CUENTOS

Como es bien conocido los cuentos tradicionales o folclóricos de los pueblos del mundo beben de la misma fuente –de los mitos y de los ritos y creencias de las religiones arcaicas-. A lo largo de los siglos cada pueblo con la desbordante imaginación colectiva añadía al cuento su colorido especial. No hay mejor manera de descubrir la verdadera imagen de un pueblo que leyendo sus cuentos tradicionales.

Pues bien, si atendemos a este punto nos encontramos con que en todos los cuentos del mundo el héroe principal es un bufón, un peregrino, un ladrón y un largo etc., pero en los cuentos rusos el héroe más popular es el imbécil. La fórmula habitual con la que empieza la narración es “erase una vez un padre que tenía tres hijos, dos listos y el tercero un imbécil -Iván, el imbécil-”. Y este imbécil es el bueno de la historia. El imbécil es el objeto de toda la simpatía del narrador.

Los hermanos mayores son listos, laboriosos, viven según los criterios heredados de los padres. Nacen, crecen, trabajan, tienen hijos, los bautizan, siguen trabajando, envejecen, mueren. Todo en orden. Huelga decir que son listos. ¿Y el imbécil? Nunca hace nada bien, no le sale trabajar como sus hermanos, no sabe ‘ni robar, ni guardar’, ni limpiarse los mocos y a la hora de elegir invariablemente se decanta por la peor opción.  O acepta un saco de arena en vez de uno de oro como pago por su trabajo o gasta todo el dinero en salvar a un gato y a un perro -es un imbécil-. O cuando no se apiada de un conejo estando él mismo ya hambriento y extenuado- sí, es un imbécil-.

En fin, por ser desesperadamente tonto tiene la asombrosa facilidad de meterse en situaciones donde se encuentra entre la espada y la pared. Nadie le quiere, ni siquiera su madre. Pero él confía mucho en su destino, confía en que se produzca el milagro. Y cuando ya nada puede ser peor el cuento invariablemente lleva a la victoria a este tonto y compasivo héroe.

El saco de arena le sirve para apagar el fuego que amenaza por devorar a la bella muchacha, amor de su vida -y para mayor satisfacción de todos muy rica-. Los animales salvados le devuelven la riqueza arrebatada, y su ingenuidad e inocencia hacen que la vida vuelva a enseñarle su lado más brillante.

                                                           

¿Y quiénes son malos? El malo del cuento es una persona arrogante, que sabe que siempre tiene razón, que está orgulloso de ostentar el poder, que nunca duda. Hablando en lenguaje moderno son los triunfadores convencidos de su derecho a ser dueños del mundo. Como es de esperar en los cuentos, sobre todo, en los cuentos cotidianos, el malo es un funcionario, un pope o un zar.

El mundo de los cuentos tradicionales rusos es injusto y cruel. Tal vez, el mundo donde la realidad se refleja de forma idealizada y donde el pueblo sublima sus anhelos y esperanzas. El cuento enseña la imagen del héroe popular que está muy lejos de aquel que nos imponían y siguen imponiendo ahora –un guerrero fortachón, un patriota amenazante-.

Cuando los cuentos populares se publicaron en Rusia en 1855 por primera vez una parte de ellos fue censurada y prohibida inmediatamente. “Los malos” no podían aguantar verse expuestos a su verdadera naturaleza. Desgraciadamente Rusia de hoy sigue siendo la de los cuentos prohibidos.

 

 

 

2023-10-29T11:37:42+00:00

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